EL PODER DE LA FAMILIA MATRIARCAL

Empecemos por definir que es el poder; si es la capacidad de influencia que posee y ejerce cada persona, podríamos decir que el poder de la familia sería la resultante de sumar las capacidades individuales de los miembros que la integran.

Si comprendemos la familia como un campo de fuerzas en interacción, el núcleo del poder ha de estar ocupado por la pareja paterna. El padre y la madre que comenzaron dando la vida, han de continuar enseñando a sus hijos durante el proceso psicogenético el modelo básico para la socialización con los demás. Este aprendizaje también será por las dos partes, porque los padres también pueden recibir influencia de sus hijos.

Sin embargo, no siempre el centro del campo de influencia está ocupado por la pareja; hay familias matriarcales y patriarcales, que excluyen a uno de los miembros de la pareja, que principalmente este es una de nuestros temas que desarrollaremos en este blog. A continuación mostrare el poder que tiene cada una de estas familias:

 La familia patriarcal: El núcleo del poder está ocupado en exclusiva por el padre, que eligió a una compañera a quien dominar fácilmente, de tal manera que él  padre destaque como modelo de excelencia, aunque esto no sea lo correcto. En esta familia sobra estructura, ambición y competitividad, pero falta cohesión, afecto y armonía. Hay muchas normas, la disciplina única es hacer lo que mande el padre en cada situación.

Es muy rígido el nivel de aspiraciones que tiene el padre porque especialmente este se encuentra enfocado en los hijos varones o en el hijo mayor de la familia. Por toda esta presión que el padre ejerce con su hijo puede llegar a tener consecuencias como bloquear la adaptación, el rendimiento escolar, y hasta llegar a lastimar la estructuración del yo. Pues el padre solo quiere que triunfen sus hijos. También hay una cierta presión sobre las hijas, se centra en conseguir que superen a primas e hijas de conocidos,  pero nunca que pretendan ser superiores a sus hermanos.

Familia matriarcal: Está encarnado por una madre protectora, que mantiene la estructura de un padre y adopta actitudes negativas de él, para de ese modo lograr imponer sus ideas y decisiones. La madre, emocionalmente frustrada por un marido que no la merece, puede establecer alianzas, con alguno de sus hijos varones, o con alguna hija, a quien hace depositario de sus confidencias. Pero mantendrá secuestrada la capacidad de decisión de sus hijos, su firmeza y posibilidades de independencia, bien porque recompensa la sumisión y obediencia ciega.